

Ya han pasado 15 días desde que comenzó septiembre 🍂.
Y quiero preguntarte algo: ¿Cómo llevas el reto de mantener el equilibrio y no dejar que se diluya el Recuerdo del Verano?
Ese Recuerdo del Verano que no es otra cosa que pensar con calma, una pausa, la sensación de no estar en alerta constante…
Pero lo cierto es que los colegios ya empezaron, la actividad se ha acelerado y estamos entrando en la recta final del año con objetivos, presupuestos y hasta cerrando las proyecciones para 2026.
Y como no, también han vuelto las reuniones maratonianas sin sentido, esas que consumen tiempo y energía sin aportar verdadero valor, y destrozan tu planificación…
Y claro, cuando la rutina vuelve con fuerza, lo fácil es responder como lo hemos hecho siempre: con prisas, con tensión, con estrés…
Pero esta vez depende de nosotros hacerlo diferente y no dejarnos arrastrar.
Y sí, lo sé. También los clientes llegan cañeros… con su propia dificultad para retomar la rutina y parece que todo vuelve a complicarse.
Pero te RECUERDO QUE aquí estamos nosotros para decidir dónde queremos mantenernos. Porque, seamos sinceros: si estuviéramos seguros de que ir más rápido, vivir en modo alerta y sin pausa mejoraría los resultados, lo haríamos.
Yo he vuelto a la actividad, (aunque todavía en un 70–80%). Y aun así, sabes que me he propuesto continuar con esa sensación de control… Tengo que reconocer que, de momento, lo estoy logrando. Y cuando noto que se me escapa, me recuerdo cómo quiero sentirme y por qué necesito hacerlo. Porque ya comprobé que dejarme arrastrar por las revoluciones y vivir en modo alerta no me ayuda: me acelera, me incapacita y me aleja del equilibrio que quiero sostener.
Y aquí quiero dejarte una idea clave: tú también deberías estar en tu lista de tareas… y arriba del todo.
Cuando nos priorizamos, en el fondo me estoy respetando. Y cuando me respeto, todo empieza a fluir:
Y no se trata de ponernos por encima de nadie, sino de reconocer algo básico: si yo estoy bien, mi entorno está mejor. Mi equipo funciona mejor. Mis compañeros se relacionan mejor conmigo. Mis superiores ven equilibrio. Me explico mejor…Mi familia lo nota. Mis amistades lo agradecen… incluso la persona que conduce en el coche de al lado se beneficia de que yo vaya en calma y no acelerada@…
Cuando me coloco ahí, me encuentro con más energía y con más claridad mental. Y si no, pruébalo: porque cuando tomas el control y decides tú por dónde quieres ir —y no dejas que te arrastre la inercia—, recuperas equilibrio.
Por eso el equilibrio no es un lujo, es un acto de responsabilidad. Porque cuanto más me cuido yo, más puedo dar después a los demás.
👉 No olvides lo esencial: No TE OLVIDES A TÍ, antes de que el ritmo del curso lo devore todo.
Confío en ti…sobre todo porque te lo debes…
#DescubreTusRecursos y Priorizarte, no es egoísmo, es claridad. Y la claridad siempre inspira.
Gracias por acompañarme🌟.
Raquel.