

Feliz 2025!
Ya estamos en esa época del año donde las frases como “Año nuevo, vida nueva” abundan, pero… ¿Cuántas veces lo decimos en serio?
Seamos sinceros: para junio, esos grandes propósitos suelen ser solo un recuerdo vago, aparcado en la lista de pendientes.
¿Por qué ocurre esto?
Porque muchas veces esos propósitos no están alineados con nuestro verdadero objetivo. Son como tiritas para una herida que requiere cirugía.
¿Y si este año probamos un enfoque diferente?
¿y si te dijera que podría darte la solución definitiva?
Hazte esta pregunta, a los objetivos que te has propuesto:
Esta pregunta es tu brújula para llegar directamente al meollo del asunto.
Te pongo ejemplo real, pero sencillo de una sesión de coaching ejecutivo :
¿El objetivo final? Valorarse más.
Mejorar la comunicación es un paso clave, pero cuando está conectado con el verdadero propósito (autoestima), el compromiso se mantiene.
Porque no se trata solo de aprender a hablar en público, sino de transformarse desde dentro y eso es lo realmente importante que hará que que alcances tu objetivo inicial, que es conseguir hablar en publico mejor.
Esto no es muy diferente al mundo empresarial. Cada año, las empresas trazan grandes metas: aumentar ingresos, lanzar nuevos productos, crecer un X%.
Pero si estas metas no están alineadas con lo que realmente importa —las personas, los valores, el propósito—, se convierten en listas de tareas interminables que pierden impacto.
Haz una pausa y reflexiona: ¿Tu equipo persigue objetivos que realmente les aporte sentido y equilibrio?
Un consejo: deja de pensar solo en números y proyectos. Enfócate en construir un equipo y una empresa que se sientan bien . Porque cuando las personas están comprometidas con algo que importa, los resultados llegan solos.
La magia de este año no vendrá por ciencia infusa. Necesitas tres ingredientes esenciales:
No te engañes con atajos. ..
Construye desde dentro y haz que este año sea diferente….
Escríbeme si necesitas una mano para encontrar el “para qué” de tu empresa o equipo.
PD Si ya te picó el gusanillo de la reflexión, es un gran comienzo. 😉