

No, no me he vuelto loca, ni estoy diciendo nada malo… 😅
Tener sesgos es tan natural como que te suene el móvil en medio de una reunión importante.
Lo llevamos puesto de serie, igual que los prejuicios al hablar de millennials o boomers.
¿Nunca te ha pasado que, ante una misma situación, tú y tu compañera de RRHH no veis lo mismo? Tú ves un problema de actitud, ella ve una falta de recursos.
La ciencia ya lo dijo, y Cass Sunstein (profesor de Harvard y experto en comportamiento humano) lo confirmó: cuanto más segur@ estás de algo… menos probable es que cambies de opinión cuando alguien te demuestra lo contrario.
¿Te suena eso de “es que ella siempre está a la defensiva”, “ese informe está sesgado”, o la joya de “aquí siempre lo hemos hecho así”? 🙄
Pues ahí está tu sesgo, sacando pecho 💪
Y ahora me dirás: ¿y esto qué tiene que ver con mi empresa?
Muchísimo.
Porque si diriges personas —o trabajas codo a codo con ellas— no puedes permitirte el lujo de ir por la vida con gafas empañadas 🕶️. No puedes pedirle objetividad a tu equipo si tú sigues juzgando desde tu propio filtro mental…
¿Por qué? Por que pierdes credibilidad…
¡razón suficiente! ¿no crees?
Te doy un ejemplo real de compañeros (no jefes):
Hace poco, en una empresa, dos técnicos del mismo departamento llevaban semanas enfrentados. Uno creía que el otro le quitaba protagonismo en las reuniones. El otro pensaba que no podía aportar nada porque siempre lo cortaban.
Cuando nos sentamos a trabajar esto con escucha activa y herramientas de percepción (sí, eso existe 😉), descubrimos que ninguno quería hacerle sombra al otro. Solo estaban interpretando las actitudes del compañero desde su sesgo de inseguridad profesional.
¿Conclusión? El problema no era de actitud. Era de sesgo. De los dos.
En otro caso, una responsable de formación me decía que una compañera “nunca se implicaba”. Solo porque no hablaba mucho en las reuniones.
Al preguntar directamente, descubrimos que esa persona sentía que no tenía el mismo nivel de experiencia que el resto y que, por eso, prefería observar. ¿Y sabes qué? Era una crack 💡 Solo necesitaba que alguien se lo dijera.
El sesgo es así: te hace ver falta de compromiso donde hay prudencia. O pasividad donde hay respeto.
Y sí, todo esto se puede trabajar. Porque detrás de cada juicio rápido hay una oportunidad de comprender mejor lo que ocurre. Y eso… eso es oro para cualquier equipo humano ✨
De hecho, en una formación reciente con líderes de equipo hicimos una dinámica que te invito a probar:
Les puse frases cortas y ambiguas sobre comportamientos en el trabajo. Ejemplos como: “No responde los correos a tiempo”, “Interrumpe en las reuniones”, “Se toma muchos descansos”. Luego les pedí que interpretaran qué les decía cada frase sobre esa persona. ¿Qué crees que pasó?
Cada uno proyectó algo distinto. Algunos vieron desidia, otros vieron saturación, otros vieron falta de claridad en las instrucciones.
La clave vino al final: cuando compartieron sus interpretaciones, se dieron cuenta de que ninguna conclusión era objetiva… eran sus propios filtros los que hablaban 🪞
¿Quieres empezar a ver más claro?
Escríbeme. Te cuento cómo hacerlo 📩
Gracias por estar.
Raquel.