Creías que delegabas… pero sembraste el caos

💭 Seguro que te ha pasado.

Tienes mil cosas en la cabeza. Te suena el móvil, te llega un email urgente y, justo en ese momento, alguien te dice:

“Oye, ¿esto cómo lo hacemos?”

Y tú, casi sin mirar:

“Hazlo como veas, confío en ti.”

Confías… o eso crees. En realidad, lo que sientes es: “No tengo tiempo para explicarte, apáñate como puedas.”

Pasan los días. La tarea vuelve. No está como esperabas. Y entonces, inevitablemente, piensas:

“¡Mejor lo hubiera hecho yo!”

Y lo peor no es eso. Lo peor es lo que viene después: Te frustras. Te decepcionas. Y la próxima vez… te lo piensas dos veces antes de volver a delegar en esa persona.

Así empieza el bucle. Uno en el que parece que delegar no funciona y que solo tú puedes hacerlo bien.

Pero hay algo que no te dices (y que es clave):

Que quizás no delegaste bien desde el principio.

Que tal vez:

❗ No elegiste bien la tarea. ❗ No era la persona adecuada para ese tipo de reto. ❗ No explicaste con claridad lo que esperabas. ❗ No diste los tiempos o recursos necesarios para que saliera bien.

No es que la persona fallara. Es que la delegación falló como proceso.

Delegar no es soltar porque sí. Es diseñar. Es acompañar. Es liderar de forma consciente.

En las formaciones lo escucho a diario.

“Raquel, me cuesta delegar porque ya me ha salido mal alguna vez.” “Prefiero hacerlo yo y así evito problemas.” “Cuando delego, me decepciono y no vuelvo a confiar.”

Porque delegar no es magia. No es dar una tarea y cruzar los dedos.

Delegar bien es:

👉 Elegir con intención. 👉 Comunicar con claridad. 👉 Preparar el camino. 👉 Acompañar sin invadir. 👉 Aprender en el proceso (tú y la otra persona).

Delegar no es confiar ciegamente. Es confiar con cabeza y con presencia.

👉 Es guiar sin controlar. 👉 Es soltar sin desaparecer. 👉 Es dejar que la otra persona lo haga a su manera… sabiendo que tú has hecho tu parte.

Delegar es apostar por el crecimiento de tu equipo.

Y cuando lo haces bien, el impacto es enorme.

Para ellos. Y para ti.!!!

Liderar no es hacerlo todo tú. Es tener el coraje de formar, confiar y dejar espacio.

Delegar no es un riesgo. Es la vía directa para desarrollar talento, fortalecer equipos y liberarte para lo que solo tú puedes hacer.

💡 Descubre tus recursos. Y empieza a delegar desde el lugar que transforma: acompañando en lugar de soltar al vacío.

Gracias por estar.❤️

Raquel.

Gustavo